Pleno verano a plena luz del día...Desde el pecho de la niña, abanicándose con un abanico para distraerla del calor, se entrevén sus pechos ligeramente hinchados...Los ojos del hombre de mediana edad están pegados a su presa como una bestia, y no puede pensar en lo que vendrá después, y muerde el cuerpo de la chica...La lengua que se arrastra implacablemente mancha instantáneamente los pezones y los senos con saliva, y la gema rígida frente a la mujer desnuda después de una larga ausencia se retuerce en la grieta sin pelo y se perfora.