Durante las vacaciones de verano, las chicas me hablan alegremente con su piel bronceada asomando por los huecos de sus camisas. “Maestra, hoy puedo nadar 50 metros”, dicen las niñas con inocencia, todavía inocentes e intachables.Un cuerpo que está en proceso de empequeñecerse e hincharse, y un cuerpo inferior al que todavía no le ha crecido pelo.Como maestro, estaba deseando a esas chicas y cuando me di cuenta, estaba repitiendo las travesuras.No puedo olvidar el sentimiento que nunca había sentido antes, y hoy llamo a los estudiantes y hago actos obscenos.