Un día, Nozomi, que no podía disfrutar trabajando con su esposo, vino al hospital para una consulta.Un hombre llamado Mizutani, un médico, recomendó un masaje como tratamiento, y Nozomi se sintió incómoda al ser tocada por un hombre que no fuera su esposo, pero las suaves yemas de los dedos de Mizutani que se deslizaron por todo su cuerpo hicieron que Nozomi se sintiera a gusto por primera vez. .Y cuando llegué a casa, la parte secreta de Nozomi estaba sorprendentemente llena de jugo de amor.Después de eso, Nozomi se dio cuenta de que era una sensación placentera y, una vez más, se volvió hacia Mizutani para recibir tratamiento... caricias.