Me incorporé a la empresa a criterio del jefe de personal.El director que me llama muchas veces con el pretexto de hacer de mi cuerpo un juguete.Lo siento por mi esposo, pero cada vez que veo el palo de carne del director, incluso si me niego en mi cabeza, inconscientemente moveré la lengua y serviré cuando me la fuercen a la boca.Cuando se lame y se pellizca el pezón, la voz de placer que se aguantó hasta entonces sale y estimula aún más al director.Me he pasado de la raya con el director, y cada vez que veo la cara de mi marido, me siento culpable.